Page 41 - CONEXUS - Mayo 2014

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Fotografía: Hernán Pereira P.
Antes de hacer algún tipo de diagnóstico de cómo se
encuentra en materia preventiva la región de Tarapacá y
especialmente nuestra ciudad de Iquique, debemos
reconocer que la prevención de riesgos se basa
principalmente en el estudio de las acciones y condiciones
inseguras de las personas.
Si analizamos las condiciones de seguridad que tiene la
ciudad de Iquique, podemos decir que tenemos algunas
situaciones de riesgo que son muy difíciles de cambiar y
que debería existir una política preventiva muy fuerte y
arraigada para mejorar, por ejemplo, las construcciones de
importantes edificios o instituciones estatales en zona de
inundabilidad, tales como la intendencia, la gobernación,
impuestos internos, aduanas, registro civil, seremías,
recintos de atención primaria en salud, policía, bomberos, y
municipalidad, entre otros. Y en el área privada tenemos
edificios de departamentos en altura, clínicas, centros
médicos y colegios construidos, ignorando si existe algún
estudio de subsuelo en nuestra ciudad que determine si la
construcción estará en un lugar seguro.
En el sector industrial, aún existen empresas que se
encuentran al límite o por debajo de la normativa legal en
materia de prevención de riesgos, producto de la falta de
fiscalización y de fuertes sanciones que disuadan a los
empresarios de no cumplir con la ley al momento de
resguardar la vida y seguridad de las personas. Caso aparte
son las muchas empresas que sí se preocupan de mantener
fuertes controles preventivos con el fin de evitar que sus
trabajadores sean objeto de accidentes leves, graves o
fatales en producto de las acciones y condiciones
inseguras.
Con respecto a la calidad de la construcción de las
viviendas y de permanencia laboral, esta dependerá si
cumple o no con la norma establecida que regula dicha
actividad y con las instituciones encargadas de fiscalizarlas.
Pese a estas situaciones, el terremoto del 01 de abril de
2014, puso a prueba muchas de estas edificaciones; las
cuales salieron bien evaluadas, excepto las viviendas
básicas y algunos condominios de clase media ubicados en
nuestra ciudad y la comuna de Alto Hospicio.
Siguiendo el análisis de las condiciones, podemos rescatar
que se han implementado mecanismos y estrategias que
ayudan de manera considerable en el proceso traumático
de un terremoto con alarma de tsunami, la instalación de
señalética indicando las zonas de seguridad, el buen
funcionamiento de las alarmas de tsunami ubicadas de
manera estratégica en algunos edificios de altura, las
nuevas dependencias de la ONEMI, el hospital de campaña
del ejército y todos los recursos logísticos desplegados por
parte de las Fuerzas Armadas, Bomberos y Carabineros.
Las acciones observadas en nuestra ciudad durante estos
eventos son un verdadero ejemplo de cultura preventiva y
sísmica, donde las autoridades locales se han preocupado
de difundir material preventivo y educativo ante la
eventualidad de una catástrofe natural, instalando
señaléticas, coordinando acciones para disminuir los
efectos negativos e implementando planes de contingencia
que respondan a las necesidades que puedan sugerir
desde la comunidad. Porque prevenir es vida.