Naomi Rodas Medina, Académica de Psicología en UNAP Sede Victoria: cómo construir una sociedad más justa que logre erradicar la violencia de género y el patriarcado

En tiempos de crisis, las problemáticas biopsicosociales tienden a acrecentarse y desbordarse. En estos momentos, y encontrándonos en plena pandemia, la realidad de muchos hogares en la dinámica familiar y las relaciones de parejas, ha ido manifestando de manera más latente las dificultades en las cuales ya estaban inmersos y que esta crisis ha ido potenciando.

No cabe duda que como agentes psicosociales, nos preocupa cómo se ven afectadas las personas bajo estas circunstancias, y que tristemente nos ha ido evidenciando uno de los problemas más conocidos, pero a la vez, más ignorados por la política pública y por la sociedad en general: la violencia de género.

Hemos sido testigos, de manera preocupante, que en plena crisis y confinamiento, esta sigue siendo parte de la realidad de muchas mujeres a nivel mundial, y que además, ha aumentado. Esto da cuenta de que la gran pandemia a la que seguimos siendo expuestas y sometidas las mujeres es la violencia machista, incrementando así el número de femicidios y de violencia intrafamiliar, tanto en Chile como en gran parte del mundo, con casos en México, Argentina, Reino Unido y varios más.

Pero, ¿qué nos está queriendo decir esto? Que nuestra sociedad sigue perpetuando una construcción social en torno a las mujeres -y el ser mujer- como objeto de dominación, estando siempre bajo dinámicas de relaciones de poder y sometimiento a los mandatos sociales. Entonces, ¿desde dónde nace esta construcción social que somete siempre a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres?

Para esclarecer esta pregunta, es necesario entender cómo ha calado de manera profunda no solo en esta construcción social, sino también en la construcción de nuestras identidades, esta mirada de inferioridad hacia la mujer nace desde el patriarcado.

Ahora bien, ¿qué es el patriarcado? Existen diversas corrientes teóricas que van definiendo y conceptualizando este término. Para fines de este escrito, lo podemos entender como un sistema de desigualdad social, laboral y político -es decir, que repercute en todo ámbito de la vida-, impuesto hacia las mujeres desde la mirada del hombre, por tanto impone una jerarquía arbitraria en donde el hombre está siempre, y en todas las esferas, por encima de la mujer. Esta idea, se ha mantenido a lo largo del tiempo, y pese a los esfuerzos por erradicar estas lógicas de funcionamiento, siguen reproduciéndose en la sociedad actual.

Estas lógicas machistas de funcionamiento, tienden a ser el modo de comprender el mundo para muchas personas, esto principalmente por la crianza, la educación y los medios de comunicación, que han sido los pilares que siguen manteniendo una mirada hacia las mujeres estereotipada y patriarcal. Una de las formas en las que se materializa este tipo de desigualdad, es a través de la violencia de género, la cual implica que las lógicas que están detrás son, entre otras, que la mujer es un producto de consumo, y que por ende, pasa a ser propiedad del hombre. Desde ahí nacen las diversas formas en que los hombres buscan someter, dominar, controlar, maltratar, abusar, violar o matar a una mujer por solo ser mujer, porque les pertenece y no soportan no lograr poseerla.

Esta situación da para una gran reflexión y análisis en torno a cómo construir una sociedad más justa y que logre erradicar el patriarcado y el sexismo en nuestro diario vivir, en espacial sabiendo lo complejo que está siendo esta situación para muchas mujeres hoy en día.

Es importante activar los recursos necesarios para generar planes de acción que logren responder a esta problemática y que debe ser a multinivel, desde la política pública, pasando por las instituciones gubernamentales, hasta nuestras relaciones sociales. Por lo tanto, el desafío es transformar esta realidad en una donde las mujeres sean tratadas como seres humanos y no como objetos, como sujetos políticos y de derechos tan válidos como cualquier otro.

Para concluir, la situación en que nos vemos inmersos hoy en día hace aun más evidente las injusticias brevemente expuestas y que se cometen a diario contra las mujeres. Por ello, es de vital importancia crear redes de apoyo que brinden seguridad y soluciones a las mujeres víctimas de violencia, desde una perspectiva feminista que vea y ataque la raíz del problema, evitando la re victimización de las personas y la perpetuación de un sistema patriarcal.

Considerando estos tiempos de crisis y el aumento de los femicidios, se hace indispensable que las mujeres que están pasando por esto encuentren una red de apoyo que les pueda brindar seguridad, y una salida a tan dolorosa situación.