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Martes 26 de julio de 2022

Parejas de adultos jóvenes y el desafío de retornar al aula: “ha sido una buena experiencia volver a estudiar, algo bonito porque seguimos aprendiendo más”

Entrevista a dos matrimonios de la carrera técnica de Agropecuario de la Universidad Arturo Prat Sede Victoria

Estando conscientes del desafío de mantenerse al día con los conocimientos y habilidades que el mundo laboral demanda de los profesionales en el siglo XXI, conversamos con dos parejas que retornaron al aula tras muchos años de inactividad académica: José Huilipan y Yocelin Paine de Traiguén; quienes cursan el primer año de Técnico de Nivel Superior (TNS) en Agropecuario; y Álvaro Peña y Angélica Sánchez del sector de Quino, también de la misma carrera, pero que ya van en segundo año.

“Fue un desafío que me propuse hace dos años atrás, ya que tampoco había obtenido el cuarto medio, y el año pasado, lo saqué en el Liceo de Traiguén”, comentó José de 41 años, asegurando que fue “Yocelin quien me incentivó; también, aprovechando la gratuidad ofrecida por la UNAP y, de las carreras ofrecidas, la que más me llamó la atención fue Agropecuario, por ser del campo”, opinión compartida por su pareja, para quien “ha sido una buena experiencia volver a estudiar, algo bonito porque seguimos aprendiendo más”, destacó Paine.

En el caso de Álvaro, de 42 años, volver a la sala de clases fue “una tremenda osadía. Piensa que, cuando salí del colegio, los computadores tenían pantalla negra y había que hacer fila para usarlos. Lo más difícil ha sido tratar de adecuarme a compañeros más jóvenes. Ellos solo tienen la responsabilidad de estudiar, mientras que yo debo velar por mi trabajo, mis estudios y mi familia, además de actualizar mis conocimientos, llevando la práctica a la teoría, al revés de los demás”, al contrario de Angélica, quien “se ha adaptado mucho mejor, compartiendo muy bien con el grupo e incluso participando en el concurso Reto Residuos Araucanía”, instancia en la que obtuvo el cuarto lugar entre los cinco finalistas y enfatizando en que para ambos, el retornar al aula ha significado un enorme desarrollo personal.

En cuanto a los mayores desafíos que han debido sortear como estudiantes, Yocelin Paine apuntó al “enfrentarse a convivir con nuevas personas y conocerlas, ya que vivimos en un sector rural y, como no había estudiado en mucho tiempo, siempre estábamos acostumbrados a convivir con el mismo círculo social”, a diferencia de su marido, esto debido a que, “como yo trabajo con mucha gente, no me resulta difícil relacionarme con nuevas personas”, explicó Huilipan, quien se desempeña como Jefe de Faena en la Empresa de Servicios Forestales y Agrícola Kim Lonko Weichafe de Traiguén, aunque siendo muy franco al mismo tiempo en que “volver al aula y empezar de nuevo como estudiante fue algo grande para mí”.

Dentro del mismo tópico, Peña señaló a la computación como el aspecto más complejo de su nuevo escenario como unapino. “Ese ha sido mi desafío, ya que tengo secretaria y ella suele encargarse de eso; yo soy más de estar en terreno, y en especial el manejo avanzado de Excel. Le agradezco al Profesor Lozano porque yo estaba mal con el área, incluso tuve que tomar mis vacaciones para asistir a las clases”. “El estudiar en la UNAP se dio debido a la pandemia, ya que, al haber confinamiento, y como las clases eran online, vimos la oportunidad de hacer algo productivo, conectándonos en casa o por teléfono”, afirmó por su parte Sánchez.

Si bien cada uno ha sabido afrontar sus tareas y obligaciones de manera individual, resulta innegable enfatizar en el vital soporte mutuo, tanto en pareja como de parte de su entorno familiar, algo destacado por José, “en especial en lo tecnológico, ya que en los trabajos ella ha sido un apoyo fundamental en ese sentido, y en las asignaturas, como «Sanidad animal y vegetal» o «Tecnología de Edafología y fertilización de suelo», en donde nos concentramos más para aprender, al ser lo que más nos va a servir cuando nos titulemos”, al igual que Yocelin, para quien “ha sido bueno porque entre los dos nos hemos ido apoyando en lo que nos cuesta; a mí en particular, física y matemáticas”, aseguró, quien también trabaja en Kim Lonko Weichafe como Supervisora de manera remota, además de contar ya con seis meses de embarazo.

“Angélica es mi soporte”, aseguró Álvaro, “ya que, al no poder estar en todas las clases presenciales, ella aprende lo que hay que hacer y me explica luego. Además, tengo un siete de suegra, un amor de Dios; cuando vamos los dos a clases, ella cuida a los niños. Cuando ella no puede, yo me quedo con ellas y las llevo al campo”, más en específico, el Fundo Las Golondrinas de Quino, teniendo allí más de 15 años de trayectoria como Jefe de Campo. “Mis niñas (de 9, 5 y 3 años) se adaptan a todo y les encanta, y cuando yo no puedo, ella cuida a los niños y yo voy a clases”, indicó, junto con explicar que su pareja solía trabajar para el Cuerpo de Bomberos Victoria como Radio Operadora hasta el año 2021.

De este modo, las parejas se van adaptando a los diversos desafíos que el complejo escenario actual va poniendo en su camino, apoyándose tanto entre ellos como en sus familias y académicos de la Casa de Estudios Superiores, siendo claros ejemplos de esfuerzo y superación, y a quienes les deseamos la mejor de las suertes en su proceso formador y en los aportes que los nuevos conocimientos tendrán en sus respectivos campos laborales.