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registrarse sus características arquitectónicas, históricas,
funcionales o de los sucesos de daños que lo afectan. Esta
falta o carencia de datos de base restringe las opciones de
las decisiones posibles al alcance de especialistas,
profesionales, científicos y o ciudadanía general para estar
al frente de cada caso en el amplio sentido de su realidad;
transformando toda las posibilidades de decisión en
iniciativas aisladas de trabajos, proyectos de rescate de
esfuerzo, e interés pero de baja efectividad y participación,
como acción de resguardo.
En general, estas iniciativas han estado destinadas a
resolver la contingencia como la permanente desvaloración
por obsolescencia física y material, que afecta a la mayoría
de nuestro patrimonio por no contar, con planes de gestión
en conservación y mantención, ni por sus propietarios o
instituciones albergantes.
La conservación y mantención requiere de un proceso de
información sistematizado del bien patrimonial, que cubra
aspectos fundamentales de su realidad para la toma de
decisiones de protección. Es en esta medida que resulta
fundamental, para abordar iniciativas de valoración, y
cuidado; contar con un registro actualizado de toda la
documentación existente y resultante de sus estados o
intervenciones a las que se ha sometido, tanto en su
realidad arquitectónica y constructiva, como las
modificaciones e historia de sus usos, que habiéndolos
afectados, se reunieran en una base de documentación
regional, que permita contar con mayor precisión y decisión
sobre qué información acceder en cada caso; y cual sería
dentro de esa realidad documentada, como también
aquella no documentada; todo aquel patrimonio, sitio, o
instancia patrimonial arquitectónica, que presentando
importancia para la comunidad en que se inserta, merece
ser resguardado. Ejemplo de esto es que en nuestras
ciudades un importante número de edificios con un alto
valor patrimonial, están aislados o en conjuntos dispersos
que se entiende como parte de un Patrimonio Cultural
Tangible no protegido o reconocido; entendido hoy como
patrimonio frágil o en estado de riesgo inminente sobre los
que habría que abordar también con información para
tomar apropiadas decisiones de rescate y o valoración.
En Iquique, sólo encontramos registros e iniciativas
aisladas, lo que aumenta en términos cualitativos y
cuantitativos el grado de indefensión de este patrimonio,
ante la sociedad y ante la cultura de cuidado y valoración
que debieran tener; lo que termina finalmente produciendo
en la ciudadanía una latencia, un abandono, falta de
aceptación y baja calidad. En su educación y en definitiva la
no valoración de su rol intrínseco para la vida y desarrollo de
la ciudad y la región.