EL CAPITAL SOCIAL COMO PARTE FUNDAMENTAL DEL CAPITAL DE LAS PERSONAS Y LAS ORGANIZACIONES EN LA ACTUALIDAD

A partir de la década de los noventa, producto de la reingeniería y optimización de procesos, las organizaciones se empiezan a dar cuenta que dentro de ellas existe una buena base de capital intelectual que no es bien utilizada y que actualmente representa un capital de conocimientos para la empresa. Pero esto dio pie para comenzar a estudiar y darnos cuenta que existían otros elementos (capitales) que formaban parte de las personas, los cuales podían hacer la diferencia entre las organizaciones generando instancias de ventajas comparativas y es así como se comenzó a estudiar posteriormente el capital emocional, estructural y el social o relacional, este último representa la base de esta reflexión. Incluso se comenzaron a desarrollar algunos modelos que permiten optimizarlos.

Tal como se señala anteriormente, solamente a partir de la década de los noventa se comenzó a hablar de manera incipiente sobre el capital social y porqué es tan importante para las empresas como para las personas. En el primer caso, permite mantener una constante relación con sus clientes además de recibir de estos el feedback necesario sobre los productos o servicios que entrega, desarrollar mejoras continuas y respondiendo a estos de manera constante. Respecto a las personas este representa las redes de contacto que le ayudan a abrir con mayor facilidad diferentes puertas tanto en su trabajo como en la parte profesional.

De acuerdo a lo expresado por Caballero y Kington (2005), existen algunos ejes principales del capital social y se puede considerar un factor importante en la inserción laboral, partiendo de la cooperación, confianza que un individuo desarrolla en las redes sociales que posee, los cuales tienen mediación en la estructura social de las dinámicas del mercado laboral.

A su vez, Stoneman y Anderson (2006), determinaron que los niveles más altos de actividades sociales mejoran las posibilidades de acceder a un empleo de manera más rápida. De la misma  forma, comprobaron que el poseer un trabajo funciona como recurso social de proporcionar a los individuos un mayor número de contactos sociales y puede ayudar cuando una persona quede desempleada agilizando de esta manera el acceso a otra vacante mediante las redes sociales.

Respecto a lo último señalado, coincide con lo expresado por Karl Albertch (2007), señala en su libro Inteligencia Social, que es “la capacidad de llevarse bien con otros y ganarse su cooperación. Esta forma de inteligencia es una combinación de sensibilidad hacia las necesidades e intereses de otros –nuestro «radar social»–, una actitud de generosidad, consideración y habilidad para interactuar con otras personas en cualquier ámbito”.

Se puede señalar que es una mezcla del entendimiento básico de las personas, una especie de percepción social estratégica conjugada con una serie de capacidades para interactuar adecuadamente. La inteligencia social, según Albertch,  tiene cinco dimensiones sociales que se resumen de la siguiente manera:

1. Un radar para leer el contexto social en el que nos encontramos y que nos permite comprender las diferentes conductas.

2. Apariencia. ¿Qué es lo que los demás perciben de la persona? Confianza, auto-respeto y valoración personal.

3. Autenticidad. No es más que una forma de conducta que genera la percepción de que se es honesto contigo mismo y con los demás.

4. Claridad. La utilización del lenguaje de forma efectiva, explicando los conceptos para que los demás los entiendan y persuadirles con nuestras ideas.

5. Empatía. La capacidad de crear un sentido de conexión con los demás; hacer que los otros estén en la misma onda y se aproximen.

Lo interesante de este estudio, consiste en que cada persona puede hacer su propia radiografía a partir de los 5 puntos que señala Albertch, para de esta forma generar un diagnóstico sobre cuáles de dichos aspectos se encuentran más debilitados y así poder desarrollar un plan de actividades bien definido con acciones concretas que permita poder potenciarlos.

En la actualidad, la inteligencia social es un capital fundamental que las personas deben tener internalizado ya que les permitirá facilitar no solamente el mayor número de contactos sino también influirá en la facilidad de desarrollar el trabajo en las organizaciones evitando pérdidas de tiempo. Papel importante juega el desarrollo de la tecnología, la cual nos facilita y permite mantener una relación permanente con las redes de contacto manteniéndolas de esta forma latente.

 

Manuel Velásquez Díaz

Magister en Administración de Empresas

 

Irving Cadamuro Inostroza

Ph.D in Business Administration

Magíster en Finanzas

Magíster en Desarrollo Curricular y Proyectos Educativos

 

Referencias Bibliográficas

-          Caballero, G., y Kington, C. (2005). Capital social e instituciones en el proceso de

cambio económico. Ekonomiaz , 1-25.

-          Karl Albertch, (2007). Inteligencia social: la nueva ciencia del éxito.

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