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Casa Central - Iquique
Francisco Javier Muñoz se aplicó al proyecto junto a profesores guías e investigadores de la Universidad Federico Santa María

Tesista de Recursos Naturales Renovables de la UNAP aísla bacteria de Laguna de Coposa y logra producir bioplástico

Las dos visitas a Valparaíso, en marzo y abril, así como en octubre y noviembre de 2015, finalmente dieron sus frutos en la investigación de Francisco Javier Muñoz Cortés, licenciado en Ciencias de la Biotecnología y tesista de la Facultad de Recursos Naturales Renovables de la Universidad Arturo Prat (UNAP). Después de dos años de investigación, presentó la producción de bioplástico, a partir de una cianobacteria aislada de la Laguna de Coposa, cercana a la minera Doña Inés de Collahuasi.

 

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Es así como con el financiamiento de un proyecto del Fondo de Desarrollo Institucional (M$3000) del Ministerio de Educación (2012), y la UNAP, en colaboración con el Laboratorio de Microbiología Molecular y Biotecnología Ambiental del Departamento de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María, Muñoz llegó incluso a desarrollar una película de bioplástico con auspiciosos usos por impulsar.

 

 

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Para los estudiantes, recalcó, "ésta es una prueba clara de que se pueden hacer cosas con pocos fondos, también con incentivo y motivación". La investigación se efectuó con el apoyo de los profesores guías, doctores Rubén Moraga Mamani (en la imagen, ariba, a la izquierda) y Erwin Strahsburger (arriba, en la foto izquierda). Han comentado que los resultados son alentadores. "Si bien no estamos produciendo una gran cantidad de bioplástico es bastante prometedor, se pueden abrir nuevas líneas de investigación basadas en cómo aumentar la su producción intentando con nuevas fuentes de carbono u otros tratamientos".

Por ejemplo, añadió, "es posible realizar algunos cálculos básicos de cantidad para producción, la cual es actualmente entre un dos y un 2,5 por ciento de plástico a partir de la materia prima (biomasa), esto significa que por cada cien gramos de biomasa seca tenemos 2,5 gramos de bioplástico, lo que es bastante alentador. Aún estamos en una fase de investigación y desarrollo, llegar a una tecnología para hacer que la bacteria produzca más al menor costo posible es otro desafío pendiente".

 

HALLAZGO

Según comentó Muñoz, "uno de los criterios de selección fue encontrar bacterias que hagan fotosíntesis y tengan un buen crecimiento de su biomasa para lograr así su cultivo aprovechando la gran radiación de nuestra zona, pero no todas tuvieron buenos resultados. Una cepa en particular aislada desde la Laguna de Coposa (Región de Tarapacá) con buen crecimiento pudo ser sometida a la extracción del biopolímero con resultados positivos".

 

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Se explayó: "La idea es seguir buscando más de este tipo de bacterias. Esto es un buen punto de partida, si bien es cierto tenemos resultados esperanzadores, aún quedan muchas dudas por aclarar. La bacteria fue aislada de la comuna de Coposa, cercana a Collahuasi, a poco más de dos kilómetros de ésta, y su cultivo es completamente viable. Es un plástico verde debido a la pigmentación, y tiene innumerables aplicaciones (fármacos, prótesis, etc.)".

El investigador enfatizó, no obstante, que: "A futuro la idea es reducir los costos y aumentar el porcentaje de producción, y ojalá ampliar la línea a su uso farmacológico (por ejemplo, en el revestimiento de fármacos); lo que es bastante factible. Son plásticos biocompatibles, por lo tanto, se pueden utilizar para uso humano como prótesis o transportadores para algunos tipos de fármacos. Podemos también elegir la calidad del plástico y su resistencia (características fisicoquímicas); esto, dependiendo de las condiciones que le demos al crecimiento de las bacterias. Es un plástico similar al polietileno, pero mejorado, ya que es biodegradable".

 

INVESTIGACIÓN

Respecto de los detalles del proceso investigativo, Muñoz señaló que "los resultados los obtuvimos en noviembre pasado. La primera parte del estudio la hicimos en la Facultad de Recursos Naturales de la UNAP, en el Campus Huayquique, mientras que los análisis cuantitativos del bioplástico lo hicimos en colaboración con el Laboratorio de Microbiología Molecular y Biotecnología Ambiental" del Departamento de Química de .la Universidad Técnica Federico Santa María (Valparaíso), a cargo del doctor Michael Seeger.

 

 

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De izquierda a derecha, Myriam Gonzáles, Viviana Urtuvia, Michael Seeger, Pamela Villegas, y Natalia Álvarez - Santullano.

 

-Erwin hizo su doctorado allá, donde ya trabajaban anteriormente con este biopolímero, pero en otros tipos de bacterias; él realizó el contacto y a través de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la UNAP conseguimos pasajes y estadía en Valparaíso. Los investigadores del laboratorio contribuyeron de gran manera en la determinación del bioplástico. Michael Seeger, así como su equipo, la ingeniera ambiental Pamela Villegas y la doctora Viviana Urtuvia, además de la importante ayuda de la profesora experta en química analítica Myriam Gonzáles, todos de la Universidad Técnica Federico Santa María, fueron fundamentales en este estudio-, agregó el joven reconociendo las contribuciones de ambas universidades.