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Universidades Arturo Prat y Técnica de Oruro se abstraen de conflictos y promueven desarrollo científico en la transfrontera

AbstraImagenyéndose del conflicto y focalizando su trabajo en fortalecer la integración que históricamente ha caracterizado a dos regiones contiguas, como son Tarapacá en Chile y Oruro en Bolivia, un grupo de académicos de la Facultad de Recursos Naturales Renovables de la Universidad Arturo Prat, desde hace tres años impulsan el programa doctoral sobre Agricultura para Ambientes Áridos Desérticos, visualizando a partir de esta iniciativa la ejecución de proyectos de investigación entre las dos naciones.

Según el director del programa, doctor José Delatorre Herrera, esta iniciativa cuenta con una dimensión mayor que solo formar estudiantes de postgrados, sino que pretende establecer acciones con profesionales que trabajan en la Universidad Técnica de Oruro (UTO), manteniendo en paralelo a los conflictos que tienen las Cancillerías de ambos países, un desarrollo recíproco de la agricultura, permitiendo así que ambas regiones se beneficien de las potencialidades que tiene cada universidad en sus espacios geográficos.

Cuenta que esta iniciativa tuvo su primer ingreso en el 2015, teniendo en esa ocasión la participación de seis profesionales, de los cuales tres provenían de la UTO y la otra proporción correspondían a agrónomos de nuestra región.

El Imagencientífico explica que uno de los estudiantes tuvo que dejar este programa por razones laborales, quedando hoy dos especialistas bolivianos; Ermindo Barrientos (quien fue rector de la UTO) y Jesús Cárdenas, quienes desarrollan su trabajo de tesis.

Indica que mientras uno trabaja en el estudio de la rehabilitación de suelos degradados producto del trabajo intensivo por el cultivo de quinua, el otro estudiante ve el balance del nitrógeno en el cultivo de este seudocereal en el altiplano sur de Bolivia.

Destacó que este programa permite alcanzar dos objetivos, como es aplicar la tesis en sus lugares de origen, además de establecer temas comunes para el desarrollo en el sector de la transfrontera entre Chile y Bolivia.

José Delatorre, indicó además que producto de un convenio entre las dos instituciones y una mesa de acuerdo con las autoridades académicas bolivianas, se busca profundizar el estudio en el área de altura, a través de la formación de programas de postgrado, investigación conjunta y finalmente la creación de un centro de investigación binacional, teniendo como compromiso que todo lo que se realiza debe tener una aplicación que favorezcan a la comunidad.

Estableció que en el caso de los especialistas bolivianos, "reconocen un liderazgo académico en zonas áridas de nuestra Universidad, donde el 90% de nuestros docentes cuenta con postgrado, mientras que nosotros vemos en los orureños una experiencia en el desarrollo y cultivo de la quinua y una amplia base de datos meteorológicos".

Precisa que este programa busca servir como una especie de "diplomacia encubierta", que se abstraiga de los diferendos limítrofes que marcan la relación entre las dos naciones, facilitando la integración en dos zonas con historia y geografía común, superando a través de la cooperación transfronteriza, la inequitativa distribución de recursos que tienen ambas universidades estatales y destacando las historias comunes por sobre la confrontación.

"Lo único que nos diferencia es una formalidad que se llama frontera, entre académicos no se nota tensión y la confrontación corresponde más bien a un fenómeno impulsado desde las respectivas capitales, pudiendo a partir de este programa hacer una diplomacia encubierta que resalte la necesidad histórica que tenemos de integrarnos" señaló el profesor Delatorre.

Ermindo Barrientos, ex rector de la UTO y estudiante del doctorado, indicó que existe una relación conjunta entre las dos instituciones, desarrollando dentro de otras cosas un proyecto regional para mejorar la biodiversidad junto a la cooperación de instituciones españolas a lo que se suma intercambio de estudiantes y apoyo académico.

Añadió que en carpeta está desarrollar estudios del cambio climático que establezca como espacio al norte chileno con la zona de Puna y Alto Andina de Bolivia, conservación de suelos y mejoramiento de praderas nativas, genética de la quinua y camélidos, efecto de los salares y el Desierto de Atacama en la calidad de la quinua real de esa nación y la actividad social y migración de pobladores altiplánicos desde la vecina nación.

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Ermindo Barrientos y Jesús Cárdenas, académicos de la UTO concordaron que el desarrollo de las regiones fronterizas, está por sobre los conflictos limítrofes.

El investigador estableció que este trabajo entre las dos universidades estatales de la transfrontera andina, permite generar propuestas de desarrollo "que favorezcan a las comunidades, municipios y en general a las dos regiones, que sobrepongan los problemas limítrofes entre ambos países, ya que la gente de campo no entiende problemas del pasado, viven en la actualidad con sus problemas y es ahí donde deben intervenir las entidades de desarrollo, como son las universidades estatales".

Similar opinión es la que entrega Jesús Cárdenas, coordinador de la Cuenca Pedagógica Guardaña de la UTO, quien también cursa este programa y precisa que "tenemos mucho que hacer en el manejo de suelos y aguas en zonas semiáridas, pudiendo compartir recursos humanos en experiencias y conocimientos, desarrollando innovaciones tecnológicas, que beneficien a las dos comunidades y que permitan la interacción social entre los dos pueblos".

Indicó que "ha primado siempre el valor científico y académico, en situaciones de conflictos políticos como las que vivimos hoy".

Matías Sánchez, ingeniero agrónomo de la Universidad Arturo Prat y estudiante del doctorado, precisó que ambas regiones comparten el Salar de Coipasa, lo que permite inevitablemente reunir esfuerzos científicos, que permitan optimizar los recursos que dispone este espacio.

Hoy parte de los académicos están a la espera de la aprobación de un proyecto presentado a través de Bolivia a la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación (Cosude) y otro a la Universidad Nacional San Simón de La Paz, principalmente, según Matías Sánchez, por la mayor autonomía administrativa que tienen las instituciones educativas vecinas y el apoyo internacional que Chile dejó de percibir al migrar de un país receptor a donante.