El valor de lo público
Uno de los elementos más complejos que impide el desarrollo de una sociedad, es la de desnaturalizar conceptos, que histórica y sistemáticamente, han sido intencionados por aparatos institucionales y comunicacionales de gran peso.
Que mejor ejemplo para graficar esta idea, que la de desarrollar la percepción que millones de connacionales, sostienen hace ya más de cuatro décadas, sobre el valor que tiene la enseñanza pública.
Por largo tiempo en Chile, se reprodujo la dicotomía, que establecía que lo público, representaba un elemento de mala calidad, a diferencia de lo privado o particular.
Esta construcción, a todas luces sin fundamentos, pretendía diezmar la educación pública, favoreciendo así a actores privados, que hacían uso de una débil institucionalidad y escasa regulación.
Sin querer pecar de autocomplacencia o falsa modestia, me gustaría citar tan solo dos ejemplos de la importancia que tiene la Universidad, como institución social clave en la transformación y mejora de las sociedades.
Precisamente mañana, un grupo de investigadores y estudiantes de nuestra casa de estudios, participarán en la Villa Solar en Santiago, para a través de su proyecto Willkallpa, establecer una alternativa de hogar inteligente, social y ecológica, que permita resolver uno de los principales problemas que afectan a la clase media y baja, de nuestro país.
O el trabajo silencioso (indiqué que citaría tan solo dos) que realiza el Centro de Estudio de Recursos Energéticos, que a través de un enfoque científico, pero con impacto social, dispone de turbinas en edificios de Iquique y de plataformas solares y eólicas en Alto Hospicio, para que la comunidad ahorre en consumo eléctrico.
Pues bien, que duda cabe sobre el valor que tienen las Universidades Públicas, por sobre otras instancias similares, ceñidas a la mera docencia y como nuestras instituciones hoy proyectan una visión al desarrollo nacional y regional.