En medio de designaciones y nombramientos, de las autoridades que acompañarán por los próximos cuatro años al electo Presidente Sebastián Piñera, me atrevo a aventurar que la sociedad nacional, empujará por reformas, que obligarán a que la clase política actúe, como señalaba Max Weber, entregándose apasionadamente a la causa y con un sentido de responsabilidad que guíe su acción.

Es de conocimiento público que los partidos políticos, gradualmente han abandonado su función principal, dejando de ser un contacto permanente entre los órganos de poder y la población.

Bernard Crick, establecía que al igual que el mito griego de Anteo, la política, tiene el don de permanecer joven, fuerte y dinámica, siempre y cuando mantenga los pies plantados en el suelo de su madre, la Tierra.

Y a eso es lo que debemos apuntar, contribuyendo a través de la "acción", como definía Hannah Arendt, la forma en la cual los seres humanos pueden transformar el mundo de la vida política y como a través de esta práctica, en un contexto de discusión pública y en un marco de consenso, pueda fortalecerse el acuerdo y la cooperación, permitiendo superar los conflictos sociales.

La ampliación del número de legisladores, la redistribución de los distritos y la elección del gobernador regional el 2020, obliga a la clase política, en especial en regiones, a rendir cuentas permanentemente frente a sus acciones, posicionándose, no solo como sujetos ideológicos, sino también como verdaderos productores, que permitan fortalecer los cambios en un espacio social.

De esta forma, los nuevos legisladores, como el o la máxima autoridad regional, que designará el electo Presidente, tendrán una dura tarea, revirtiendo el desprestigio y desarraigo político que tiene la ciudadanía.

Por nuestra parte, como Universidad Pública de la Región, garante e impulsor de la vida cívica, como también el principal generador de conocimiento científico local, nos ponemos a disposición para así dar el salto, con una Tarapacá desarrollada y equitativa.