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Jueves 7 de febrero de 2019

Delincuencia, prevención y compromiso

No obstante que el Sistema Táctico Operativo Policial, STOP, mostró a fines de diciembre de 2018 que Tarapacá presentaba la más alta disminución, a nivel nacional  respecto a los delitos de mayor connotación social, la verdad es que imágenes como las de este martes en Iquique, con un hombre golpeado y  baleado,  no dejan de impactar y nos hace pensar ¿Qué se puede hacer?

De acuerdo a las estadísticas de STOP el año 2018 se presentaron 1.351 casos menos que el año 2017, entre  delitos violentos y delitos contra la propiedad, lo que sin duda es un gran desafío para quienes velan por nuestra seguridad, ya que deberán preocuparse de continuar mejorando estos indicadores y reforzar las labores preventivas.

Y quizás es en este último punto, que hace referencia a la prevención,  donde  todos y todas podemos aportar con un granito de arena, pues como bien señala el dicho "La oportunidad hace al ladrón" y les hemos entregado a los delincuentes una cuenta sin fondo de oportunidades.

Somos una sociedad que ha estado en constante cambio y evolución en todos los ámbitos, y uno de las más evidentes desde la generación de los Niños de las Postguerra hasta la generación Z, es que nos hemos vuelto cada vez más independientes y menos atados a distintos condicionamientos que formaban parte de estar en comunidad. En la actualidad vivimos en sociedad, pero somos profundamente individualista, ya que la primera, segunda y tercera prioridad pasa siempre por lo que nos importa, sin considerar la opinión y necesidades  del resto de las personas.

Esta alienación que se da entre familas, vecinos, compañeros de trabajo y desconocidos, ha hecho que el individualismo impregne todo lo que hacemos, cimentando un terreno fértil para la delincuencia y otras formas de violencia al no haber una defensa común.

Frente a esto, es tiempo de que quienes queremos una ciudad más segura derribemos los  muros y volvamos a las mal llamadas conductas "arcaicas",  de las cuales nos hablaban nuestros padres y abuelos, tales como el saludar, agradecer, conocer, preocuparnos por el bienestar de quienes nos rodean e incluso de los extraños, haciéndonos responsables denunciando en los casos que correspondan. Solamente así, quienes hoy vulneran la vida a través de la violencia, perderán la fuerza que les hemos entregado.

Quiero un Iquique con niños jugando en las calles, personas conversando de día y de noche afuera de sus casas, una ciudad donde quienes estén encerrados sean los delincuentes y no los ciudadanos por el temor de ser agredidos. Somos ciudadanos y eso implica una gran responsabilidad hacia todos, denunciemos los hechos delictuales, no permitamos que la violencia se parte de lo cotidiano.