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Miércoles 1 de abril de 2020

Especialistas de la UNAP destacan efecto de la cuarentena en la flora y fauna

Fotografías: Leonardo Franke

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En los últimos días los medios de comunicación y redes sociales nos han mostrado como en todo el mundo esta emergencia sanitaria, se ha transformado en una gran oportunidad para que la biodiversidad retorne a sus hábitats primigenios. Es así como la ausencia del habitual bullicio en calles, playas y otros paisajes, han atraído a distintas especies, situación que de acuerdo a dos especialistas de la UNAP, Marcela Gaete y Viviana Varas, es resultado  de este forzado confinamiento de las personas, transformando a los núcleos urbanos en fuente atractiva para obtener comida con relativa facilidad, lejos  de sus  depredadores e incluso entregar la tranquilidad para resguardarse y criar.

 

BIODIVERSIDAD TARAPACÁ

Para Marcela Gaete Fritz, Bióloga del Centro de  Investigación en Medio Ambiente, CENIMA-UNAP, la situación es clara "A éstas alturas cuando escuchamos hablar de "Pandemias zoonóticas" se nos hace fácil entender que se refieren a la propagación mundial de nuevas enfermedades transmitidas desde los animales hacia los humanos, y si anteriormente sufrimos los efectos del Ebola, Sars, Zika, MERS, H1N1, entre otros, hoy somos testigos de la violencia con la que nos golpea el Covid-19, haciéndonos  recordar lo vulnerable y mala memoria que tenemos como especie".

Asimismo, la bióloga manifiesta que esta situación demuestra la escasa resiliencia y la gran fragilidad de nuestros sistemas económicos y el modelo de mercado que nos domina. "Creo que estamos en un punto que podemos y debemos generar cambios ambientales, sociales y económicos para revertir que futuras pandemias causen estragos, aún mayores".

Sin embargo, si bien el hombre ha sido notablemente afectado, afirma, no todo es negativo y el actual periodo de cuarentena mundial está dando un importante respiro al planeta, ya sea en cuanto a la disminución de los niveles de contaminación producido por la paralización de numerosas actividades productivas para evitar la propagación del COVID-19.

"Varias especies vuelvan a sus antiguos territorios como es el caso de los cisnes que regresan a los canales de Venecia, en Italia;  Jabalíes que se pasean por Barcelona, en España; Patos que recorren tranquilamente París, en Francia.  Sumándose las tortugas que vuelven a anidar masivamente en las playas de Odisha, India. No sería extraño, entonces, que viéramos pronto algunos impactos en nuestras playas, a lo mejor nidos de gaviotín chico en Cavancha o playa Brava ¿Quizás qué sorpresas nos dará la naturaleza en Tarapacá?".

La profesional recalcó que la naturaleza nos está recordando que sólo tenemos prestado el planeta, "Debemos darnos cuenta que no somos sus dueños y nuestras acciones tienen consecuencias. En estos momentos de mucha ansiedad e incertidumbre, algo positivo está ocurriendo y depende de todas y todos que este fenómeno que permite una menor contaminación en nuestro planeta  y el retorno de diversas especies, nos haga responsabilizarnos para que estos cambios sean permanentes".

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BORDE COSTERO

En tanto Viviana Varas, Biólogo Pesquero, Msc Oceanografía y Coordinadora General Centro de Investigación y Desarrollo en Recursos Hídricos, CIDERH-UNAP, manifestó que es evidente que las medidas sanitarias adoptadas en el último tiempo para combatir la pandemia del Coronavirus Covid-19, han repercutido  en nuestro ambiente principalmente en el borde costero."Debemos recordar que la macro zona norte conformadas  por la Región de Arica y Parinacota, de Tarapacá y  de Antofagasta, concentran más del 95% de su población en estos territorios, siendo visitados por un gran número de turistas en estos períodos estivales, quienes  incorporan una presión adicional a este ecosistema que ya se encuentra fuertemente intervenido e impactado en nuestras ciudades".

Agregó que por  primera vez en mucho tiempo, las playas del Norte de Chile están representando una oportunidad en otros ámbitos; gaviotas, cormoranes, pelícanos, piqueros, entre otras aves, están reconquistando las playas urbanas hoy casi vacías de bañistas, surfistas y vendedores ambulantes en estos días de confinamiento.

"Son miles los ejemplares de distintas especies que, ante la ausencia de personas, se han adueñado de las costas. Súbitamente, muchos kilómetros de playas han quedado deshabitados y la biodiversidad costera los han recolonizado; viéndolos en lugares donde antes no se les ocurría aparecer, ya que las playas de nuestras ciudades están más silenciosas, favoreciendo el descanso para miles de aves migratorias, como las gaviotas de Franklin, que están en pleno fin de su época estival en el hemisferio sur, listas para emprender su camino de retorno hacia Norteamérica".

 

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De esta manera, la bióloga pesquera e investigadora precisó, que han sido numerosos los registros en las redes sociales y reportes de algunos servicios públicos que muestran la presencia, por ejemplo, de cardúmenes de peces cercanos a la costa. "Desde el 22 de marzo aproximadamente, en el sector de Playa Brava de manera inédita se están viendo flotas pesqueras artesanales operando, factor que advierte también una alta productividad primaria, lo que sumado al confinamiento social del norte, promovería la presencia de diversos grupos zoológicos que se beneficiarían en estos sectores, teniendo a muy pocos metros nuestros la presencia de especies tan impactantes como las rayas registradas en Cavancha;  ballenas en el sector de Punta Patache; cangrejos fantasmas en lugares poco habituales y, recientemente, chungungos en playas rocosas urbanas como la Poza de los Caballos".

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EVENTOS DE LA NATURALEZA

Varas destacó que el sistema de borde costero venía manifestando en los últimos tres meses eventos tales como: floraciones algales en enero y febrero; el fenómeno de espuma en febrero y también varazones de peces en febrero y recientemente el 26 de marzo, en la localidad de Tocopilla. Todo ello, ha mantenido una constante atención social y sectorial focalizada en las posibles causas y efectos, donde existe un trabajo permanente de la Universidad Arturo Prat y los profesionales del área, para aportar con el conocimiento que permita mejorar las decisiones en los escenarios ambientales que se susciten, es decir conocer para adaptarnos. "Pensando que es un sistema altamente dinámico modulado por muchos factores: atmosféricos, físicos e hidrodinámicos, entre otros, y como ya lo hemos constatado; presionado directa y fuertemente por las actividades y usos que se le dan a sus costas, tales como zonas de descargas, pesca, acuicultura, turismo en playa, etc. . Queda en evidencia la importancia y rol que tienen las áreas protegidas, como un espacio vital para la conservación efectiva de estos ecosistemas relevantes, asegurando con ello los procesos ecológicos de todos los que cumplen un rol esencial para nuestro planeta, pero aún no somos capaces de organizarnos como sociedad para lograr al menos una en zonas urbanas".

Finalmente destacó que "nosotros somos el problema, los humanos y todas nuestras actividades, somos los que estamos perturbando a quienes siempre han estado en estos espacios, forzándolos a trasladarse a otros lugares, donde los enfoques sustentables que pre-suponen un equilibrio en lo social-económico y ambiental en la mayoría de los planes, programas y proyectos que ostentan el desarrollo de los territorios y su gente, están en franco desequilibrio y en este ámbito en particular subdimensionados o desestimados, con consecuencias sistemáticas en lo económico y social. Ejemplos de ello, muchos. Hoy el Covid-19, nos  da la oportunidad de conformar una sociedad más armónica y justa con nuestro entorno".