“Me gusta escribir porque es una liberación de lo que siento”.

Si bien su inspiración nace de sí mismo y señala que no tiene escritores que admire o desee imitar, el tema del desierto para su microcuento es recurrente y fuente de inspiración en la literatura de numerosos escritores. Es así como hoy Maximiliano Tagle Ortega, estudiante del Colegio Lirima y ganador del concurso literario “Cuéntame Tarapacá” en la categoría Microcuento, iniciativa organizada por el proyecto de fortalecimiento “Circuito Escolar” de la Dirección General de Vinculación y Relaciones Internacionales de la Universidad Arturo Prat, se suma al listado de talentosos escritores del norte de nuestro país.

Así este joven nacido en la región del Maule, pero desde muy pequeño en Iquique, si bien señala que no ve a la literatura como parte de su futuro profesional, si es algo que quiere continuar realizando para sacar hacia afuera todo lo que siente.

Con 5 hermanos y siendo el menor es regalón por esencia, y si bien desde tercer año básico empezó a escribir, solo hace casi un año un desamor le hizo brotar con más fuerza su amor por la literatura.

“Me gusta escribir harto sobre el sentimiento, el amor o desamor, el dolor que se siente, el día a día, y esto me ha cambiado la percepción de la realidad. Siempre me dijeron poeta porque me tiraba unos versos desde pequeño, pero en octubre del año pasado comencé a despertarme repentinamente, y en mi mente llegaban versos en la noche y me ponía a escribir hasta que terminaba con la idea y métrica correcta”.

Frente a los temas que son recurrentes en su poesía, señala que escribe de sus sentimientos, de sucesos que le ocurren y a veces de cosas que piensa que pueden llegar a ser, como es el caso de su microcuento cuento “Árido”. “Me gustó mucho cuando mi profesor de literatura Heriberto Mancilla, dijo que escribiéramos acerca de Tarapacá, y lo primero que se me ocurrió es la palabra árido, visualizando lo grande que es el desierto y el misterio que encierra. Me gustó pensar y crear en base a cómo las personas que van a la celebración de la Fiesta de la Tirana realizan sus mandas caminando por el desierto, a pleno sol, entonces pensé que hubiera pensado alguien que se hubiera perdido cumpliendo con su promesa a la virgen “.

APOYO

Maximiliano precisa, que el hecho de escribir nunca lo tuvo oculto, “Siempre comenté que escribía, pero tampoco era masivo, generalmente cuando termino un poema aviso a los más cercanos, especialmente a mi familia y amigos, y el que quiera leerlo me dice y se lo mando”.

Añade que cuando recibió el correo que le informaba que era ganador se sorprendió al igual que su familia “Les pareció bastante curioso que como siempre comento, no me va bien en lenguaje y que fuera capaz de escribir tan bien, según ellos, era algo impensado. En la actualidad, esto me ha llevado a interiorizarme respecto a cómo escribo y como deseo hacerlo, porque siento que no sé muchas cosas y quiero aprender a hacerlo de la manera correcta “.

Agrega que su familia le dice que debería improvisar más en sus clases de literatura, mejorar sus notas y leer mucho más.  “Hay que tomarse el tiempo para escribir y a veces en la primera etapa es un poco solitario ya que mi proceso considera primero escribir para mí, perfeccionar lo que hago hasta quedar conforme y de ahí preguntarle a alguien, a mi familia, amigos o a mi profesor”.

En cuanto a lo que le gustaría ser a futuro, si bien cree que la literatura no será parte de su rumbo profesional, sí siente que será parte de su vida “Me gustaría irme por el área la siquiatría, o bien ser profesor de educación física o preparador físico, pero como sea creo que igual seguiré escribiendo como una afición, y quizás cuando sea adulto publicar una compilación que reúna todos mis poemas”.

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