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Miércoles 25 de octubre de 2017

La historia del Vino del Desierto marca encuentro de egresados de Antofagasta

Los invitados quedaron impactados al conocer la magnitud de este ambicioso proyecto de la Unap, enfocado en producir vino en condiciones extremas, defendiendo la primera cepa vitivinícola descubierta en Chile.

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Hace 14 años un trabajo de investigación liderado por la profesora de la Facultad de Recursos Naturales Renovables de la Universidad Arturo Prat, jamás pensó que se transformaría en el descubrimiento de la primera cepa vitivinícola de Chile extraída del desolado Desierto de Atacama. Trabajo que sorprendió a los egresados del Centro Docente y de Vinculación de la universidad en Antofagasta, quienes probaron y conocieron el Vino del Desierto en su encuentro de egresados.

Inicialmente el estudio de Poblete apuntaba a recorrer la Pampa del Tamarugal en la Región de Tarapacá, específicamente en la pre cordillera, en búsqueda de antiguas plantas silvestres que posteriormente fueron analizadas en el Centro Experimental Calchones de la Unap en un trabajo de vinificación de esa fruta. Proyecto que los sorprendió por el patrimonio genético y que luego fue respaldado por el gobierno regional de Tarapacá por su valor ligado a la recuperación de la capacidad productiva regional y por ser la primera cepa vinífera chilena, hablamos de la Cepa Tamarugal.

¿Cuáles son sus características? El profesor de la Facultad de Recursos Naturales Renovables, Alex Zúñiga, quien forma parte de este equipo de investigadores junto a Marcelo Lanino y Marcelo Rojas, la describe como una fruta blanca, por tanto que produce vino blanco y al cruzar datos de esta cepa con el registro mundial de estas (más de 7 mil) resulta inédito.

"Chile por primera vez en su historia luce una cepa propia. Todas las que uno ve en los anaqueles de los supermercados son sepas extranjeras, la carmenere, la cabernet sauvignon, merlot son extranjeras, pero esta mutó genéticamente acá en el territorio y se transforma en la primera cepa vinífera chilena. Por lo tanto es un material nuevo, único 100% criollo", explicó Zúñiga en su presentación ante los egresados de la Unap de Antofagasta.

Lo anterior fue certificado por el Servicio Agrícola Ganadero, al identificar que no había registro de esta cepa que lleva el nombre de Tamarugal, en homenaje al lugar que la vio nacer.

Actualmente la universidad produce el vino del desierto en la misma facultad donde forman agrónomos para desempeñar tareas en este ambiente hostil en el que trabajan en conjunto con agricultores de la pampa, a quienes les enseñaron el proceso y ya van en su vendimia número 12, que ha ido mejorando gracias a sugerencias que han entregado socios estratégicos como la Viña Santa Carolina.

Este desarrollo paulatino ha tenido reconocimientos de parte de críticos y amantes del vino, ya que este año el vino del desierto de la Unap participó en el concurso "Catad´Or Wine Awards Santiago de Chile" junto a 520 muestras. ¿El resultado? La cepa Tamarugal obtuvo una ponderación de 82 punto de 100, lo que la dejó a tres puntos de conseguir una medalla de plata.

El mérito del vino apunta a su gestación y adaptación al absoluto desierto del Tamarugal. Por eso Zúñiga demostró que "ese patrimonio genético es lo más importante, es el corazón del precito. Sobre eso hemos construido una producción de dos hectáreas y estamos en ampliación de dos más". Esto, junto a la colaboración de los productores de la zona, proyectan en 2018 contar con cinco hectáreas de cultivo.

Sin embargo, la cepa Tamarugal no es la única que produce la Unap, puesto que en el lugar también se encontraron otras que dan vida a, lógicamente, otras variedades al conjunto de vinos de desierto que produce la universidad.

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"Invitamos a todos los privados, tanto de Arica como Antofagasta, que quieran sumarse a esta iniciativa, a que conversen con nosotros, que estamos disponibles para transferir este paquete tecnológico y dar cumplimiento a nuestra misión. Nuestra misión no es producir vino, nuestra misión es generar conocimiento y aquí hay un conocimiento que inicia con el descubrimiento de esto tan importante", aseguró Zúñiga.

El proyecto, además, tiene el fin de generar en Chile una diversificación vitivinícola a nivel territorial y a futuro desarrollar una ruta de estos vinos del desierto que probaron los egresados de la Unap de Antofagasta, quienes conocieron el potencial del desierto, algo transversal a nivel del norte.

"Cuando hay agua, hay climas como el que tenemos, material genético y conocimiento como los que tenemos, es más bien sumar voluntades. Entonces invitamos a todos, del sector público y privado, a que sumemos voluntades porque la universidad está haciendo su pega y necesitamos que se sumen", complementó el investigador.

Encuentro
El encuentro de egresados estuvo marcado por la muestra del Vino del Desierto, lo que dejó anonadados a varios como Ernesto León, egresado de Ingeniería en Ejecución en Control de Gestión, ya que él no se imaginaba un descubrimiento de esta magnitud. "Esto le da prestigio a la universidad por un lado y te da un grado de selección dentro de las variedades de vinos del mundo: decir que tienes un vino que se da en el desierto, donde no llueve nunca, te da un plus", contó León.

Georgina Álvarez, ingeniera en Administración de Empresas de la Unap, reveló que quedó impactada "con todo el proyecto que la universidad hizo, más que nada por donde se produjo esta cepa, que es en el desierto, uno no se lo imagina". Razón que la hacen sentirse orgullosa de haber estudiado en la Unap, por el nivel de este proyecto sobre todo.

Finalmente, el director del Centro Docente y de Vinculación de la Universidad Arturo Prat de Antofagasta, Nicolás Franz, manifestó que "este ha sido un encuentro de egresados distinto. Hemos privilegiado a la gente de nuestra casa con este proyecto que nos ha llenado de orgullo a la universidad, a la zona norte y por qué no decirlo, al país".

Para Franz la producción de vino en el desierto es algo inigualable. "Me alegro que a los egresados les haya gustado la actividad y tenemos un desafío, que nos falta informarnos, tanto nuestros egresados como la propia sociedad, porque tenemos que difundir cada vez más lo que hace nuestra universidad como el vino del desierto: única cepa chilena, que fue confrontada con siete mil semillas o cepas distintas y ha sido única", puntualizó el director.

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