La cultura en la post-pandemia

En estos grises días de cuarentena ha circulado un "video" donde el tenor polaco Leszek Świdziński y el coro de médicos Medicantus, estremecieron a médicos y enfermeras, con una interpretación de Nessun Dorma ("Que nadie duerma"), la famosa aria de la ópera Turandot de Giacomo Puccini.

Véanlo, sobre todo el final, cuando el tenor canta "Vincerò" (Venceré), son apenas dos minutos (https://www.youtube.com/watch?v=HOes2Jt-DW4). Es un momento sublime que hace pensar que, a pesar de las angustias y temores, vivir encerrados sin otro horizonte que mirar por la ventana una puesta de sol, no tendría sentido sin la ayuda de lo esencial del ser humano: crear. Crear música, literatura, cine, danza, teatro, pintura. Privados hoy del contacto entre colegas, amistades y familiares, ¿qué sería de nosotros y de la vida que llevamos sin un buen libro, una entretenida película, una hermosa canción?

Ahí descubrimos la importancia de las ciencias sociales, las artes y las humanidades, es decir los parientes pobres de las ciencias exactas y las ciencias naturales. La sociedad las necesita más que nunca, pero se niega a otorgarles los medios mínimos para que puedan expresarse en todo su potencial. También vemos con preocupación la fragilidad en que se encuentran los heroicos gestores culturales, así como quienes han hecho de la cultura, su pasión, motivación y además su sustento.

Durante años hemos crecido bajo la influencia de marcadores económicos y la competencia individual, como objetivos únicos del esfuerzo país y hemos abandonado progresivamente el rol creativo de las llamadas, de un modo despreciativo, "ciencias menores". Sin embargo, el verdadero éxito de un país reside en una población culta, que lee, que escucha, que escribe, que critica, que sabe elegir. Nuestra tarea, por tanto, como Universidad del estado y regional es generar condiciones para desarrollar el conocimiento en plenitud, integrando todas las ciencias. Ese es nuestro compromiso.