Al rescate de las Prácticas Ancestrales

A pocas horas de conmemorarse el Día de los Patrimonios, el mejor legado para la historia de las chilenas y chilenos es abrir nuestras mentes para conocer, analizar, valorar y dar mayor visibilidad a nuestro legado patrimonial. No obstante, también es claro que en este proceso las instituciones de educación superior, especialmente las estatales y regionales, cumplimos un papel decisivo al ser parte de la comunidad, pues miramos, descubrimos e investigamos con una perspectiva distinta, asociando áreas que para otros no pareciesen tener relación como lo es el mundo de lo   patrimonial con la ciencia y la tecnología.

Sabemos que Tarapacá tiene un gran capital patrimonial, desconocido por la gran mayoría, y que suele solo asociarse con edificaciones, geoglifos, paisajes naturales y otros elementos tangibles. Es en ese contexto, que nuestra Casa de Estudios Superiores, a través del trabajo multidisciplinario de investigadores de las Facultades de Ciencias Humanas, Ciencias de la Salud, Recursos Naturales Renovables, además de Ingeniería y Arquitectura, están comenzando con un proyecto de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que rescata prácticas ancestrales para impulsar la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, orientado al desarrollo agroalimentario sustentable y sostenible.

Así pretendemos reconocer y valorar las prácticas ancestrales que se mantienen en el ámbito agroalimentario, especialmente, en la Provincia del Tamarugal, para que sean rescatadas y sirvan por su resiliencia a ambientes estresantes y también afectados por el cambio climático para el desarrollo de nuevos conocimientos.

Nuestro trabajo no tiene una mirada extractivista, sino que pretende ser un aporte para las comunidades, protegiendo la biodiversidad y sustentabilidad de los hábitats, pero también entregando a la población la oportunidad de generar un modelo aplicable a cada uno de los territorios.

Porque queremos un conocimiento respetuoso de las personas y el territorio, que genere desarrollo, manteniendo la vida de las comunidades y sus tradiciones, sin el constante peligro de desaparecer, como ya lo han hecho diversas prácticas ancestrales.

Celebremos todas y todos este sábado y domingo nuestros patrimonios, con acciones que nos ayuden a que las futuras generaciones puedan también conocerlos y disfrutarlos.