¿Y quién ganó este domingo?

Desde 1989 hasta este domingo en la noche, los actos electorales se terminaban con una constante: todos los partidos ganaban y nadie perdía. La ciudadanía miraba desde lejos largos y agotadores debates sobre cuotas de poder partidistas, mezquinas e irrelevantes a su existencia cotidiana. Este 25 de octubre se instala una sensación que hay una sola y gran perdedora: la elite política y económica que dirige el país. Se ha cerrado de modo contundente el corto ciclo que se inició el 18 de octubre de 2019 y Chile se ha pronunciado por un camino de cambios que busca una nueva manera de ordenar la sociedad.

Se nos dijo que el país estaba dividido y polarizado entre odios y violencia al borde del abismo social, y  los resultados electorales nos dicen otra cosa, a pesar de la clara diferencia de tres comunas de la capital. La inmensa mayoría de quienes participaron en el plebiscito quieren un país más justo, de mayor equidad, y de real democracia. Que el estado abandone su rol de observador y asuma en definitiva su responsabilidad hacia su población. Salud, educación, previsión, vivienda social y servicios básicos, deben dejar de ser un negocio que han enriquecido a unos pocos. Que la inclusión en todas sus dimensiones (genero, pueblos originarios, diversidad sexual,...) sea una realidad.

¿Y ahora qué? Bueno, el triunfo de la opción convención constitucional impone el desafío de reinventar la manera de hacer política, desterrando formas que agotaron a la ciudadanía. Es un momento donde algunos quieren ser candidatos, pero cuando surjan nombres, hay que ver su historia, su legado, su trayectoria, su testimonio de vida. Deben explicar por qué y para que quieren ser candidatos. Es el momento de decir con qué temas se debe construir el futuro.

La madurez cívica demostrada por la inmensa mayoría de quienes votaron, debe darnos la tranquilidad que entre todas y todos podemos construir un país más justo, más equitativo, un país para todas y todos y no para unos pocos.