Jueves 7 de enero de 2021

PDT dudas y certezas

Como segregadora y una manera de corroborar la desigualdad estructural, reflejada en el sistema educativo, era calificada la antigua Prueba de Selección Universitaria (PSU), dando paso este año a la Prueba de Transición (PDT). Este instrumento de evaluación, que servirá de base para los procesos que vendrán, pretende entregar mayor flexibilidad en las pruebas, actualizar el temario de las bases curriculares y medir competencias no solo conocimientos, contribuyendo así a dejar atrás la exclusión en la educación.

No obstante, quienes hoy estamos a la cabeza de las Instituciones de Educación Superior, tenemos la certeza que esta desigualdad no se va a solucionar solamente con una nueva prueba. En ese contexto, hoy urge que revisemos mucho más profundamente lo que queremos de nuestro sistema educacional, enfocándonos en disminuir las brechas de la desigualdad, puesto que cualquier mecanismo de selección para acceder a la educación superior no será el adecuado al cien por ciento, si no resolvemos la inequidad presente en la educación pre-escolar, básica y media.

En este panorama, las universidades estatales durante muchos años hemos recibido a cientos de jóvenes de sectores vulnerables, debiendo formarlos, nivelar sus conocimientos y responder a las demandas del país, para que efectivamente logren la movilidad social de la que nos sentimos muy orgullosos.

Este año en nuestra región tenemos a 5.292 inscritos, quienes durante esta semana y junto a sus familias están llenos de dudas y certezas, cifrando miles de esperanzas en los resultados de la PDT. En tanto, quienes conocemos el sistema sabemos que hemos avanzando, aunque queda mucho por hacer.

Por ello, en este proceso lleno de stress, es importante que las y los jóvenes entiendan que la vida está llena de oportunidades y amenazas, pero lo más importante es elegir un camino y metas que nos permitan desarrollarnos, sentirnos plenos como personas, incorporando siempre una buena cuota de perseverancia y corazón.