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Una historia que une a Tarapacá
Para quienes hemos nacido, hemos sido criados o vivido mucho tiempo en Iquique, cuesta entender una ciudad fragmentada porque tenemos el concepto de barrio, de espacio público, de vernos formando parte de una gran familia que se comunica e interactúa, a través de carnavales, carros de viejos pascueros, pichangas en la calle o en la playa, encuentros en el Parque Balmaceda, Plaza Prat, fiestas en la Protectora o en el Círculo Italiano, e incluso, aunque parezca extraño, en la multitudinaria presencia en los funerales.
Formamos así parte de un mismo colectivo, donde el hecho de no sentirnos considerados a nivel central nos hizo fuertes, protectores de nuestra identidad y símbolos. En ese contexto, en 1968 se crea la sede de la Universidad de Chile en Iquique, respondiendo a la demanda que existía por parte de la comunidad, de que los hijos e hijas de la Tierra de Campeones siguieran los estudios superiores en su ciudad.
No obstante, la sede tras 13 años de exitosa vida y en plena dictadura, se transforma en Instituto Profesional de Iquique (IPI), sintiendo el retorno de los fantasmas de las banderas negras, pues implicaba que distintas generaciones deberían emigran para estudiar.
Pero el estudiantado, así como la comunidad, creían que era posible volver a ser universidad, así tras una ardua lucha de los centros de estudiantes, su Federación y la comunidad, a mediados de 1984 se reunieron con el Ministerio de Educación, que se comprometió a crear una universidad. Acuerdo que, a finales de ese mismo año se concretó, y dio vida a la Universidad Arturo Prat, UNAP.
Así la historia nos demuestra que en los 55 años como sede de la Casa de Bello o bien en los 37 años como UNAP, hemos sido una Institución del Estado y regional requerida por su comunidad y caracterizada, por la vinculación con nuestro territorio, sus actores, líderes y problemáticas.
Nuestro sello ha sido ser generadores de conocimiento, con una masa crítica estudiantil que al salir de su Alma Mater, ha fortalecido aún más nuestra vinculación con el territorio y sus comunidades.
Es el momento de recordar la historia y agradecer a quienes hicieron posible que nuestra región contara con educación superior para sus jóvenes y adultos.
Feliz aniversario UNAP.