LabAncestral aporta en la preservación de prácticas ancestrales en comunidades del Tamarugal

CHRISTYN MOLINA ZUÑIGA
14 de febrero 2023

El reconocimiento, pertenencia y forma de vida que han desarrollado por siglos las comunidades originarias, desde sus costumbres, la cultura, la forma de enseñar y de transmitir u organizar las estructuras sociales y familiares, hoy están en peligro de extinción. El proyecto ANID LabAncestral, ha realizado talleres en terreno y actividades con diferentes comunidades para catastrar, conocer y reconocer, las técnicas de producción utilizadas históricamente por las comunidades ancestrales y rurales de la provincia del Tamarugal.

Este trabajo se ha realizado con el fin de incorporar estrategias que propendan mediante la mirada de la Ciencia, una mejora complementaria en la eficiencia de las mismas, donde las comunidades actuales y futuras (sobre todo hijos y jóvenes profesionales del territorio), puedan dar continuidad a las prácticas de sus padres o ancestros. Con una oportunidad competitiva que contribuya en la calidad de vida y que frene además la creciente migración, donde el desarrollo agroalimentario sea más justo, armónico, inclusivo y respetuoso del territorio y su gente. 

Ceferino Castro, Gestor de la Información de LabAncestral comenta que, “uno de los desafíos que debe plantearse todo investigador es, conocer la realidad, interpretarla y sistematizarla, para que pueda seguir registrada y sea accesible a otras comunidades y culturas. Ese traspaso tiene muchos desafíos, y uno de estos- plantea que el investigador- tiene que ver con el interactuar con las personas pertenecientes a las comunidades ancestrales. Lograr esa empatía es muy relevante para poder comprender, asimilar y después transcribir lo observado, con la mayor rigurosidad posible”.

El núcleo de la ancestralidad, “el Ayllu”

El Ayllu eran estructuras muy bien formadas, que encerraban las costumbres, la lengua, el respeto hacia los mayores, la forma de llevar sus economías internas, y la forma de generar y enlazar nuevas familias. Frente a esto, el investigador que a su vez representa a la etnia Quechua en el proyecto, indica que “existía mucho respeto en la forma como se llevaban las comunidades antiguamente, había un cariño hacia todas las personas que eran parte de la comunidad. Hoy es un concepto difícil de mantener en cualquier comunidad, mientras que en el Ayllu era una manera natural de hacerlo, porque era la base”.

Castro comenta además que, como formadores y universidad, se tiene un rol fundamental en el rescatar, resguardar y después transmitir lo investigado y, enfatiza sobre los avances en confianza y apoyo obtenidos con las comunidades, “visitamos individualmente a muchas personas en distintas comunidades, después desarrollamos una segunda visita en la que realizamos un taller, y ellos asistieron a éste, eso nos da una buena pauta para decir que tenemos una empatía, llegada, comprensión y participación de las personas que conforman estas comunidades. Esperamos que haya una tercera llegada, en donde queremos entregarles un reconocimiento, dándoles a entender que nosotros reconocemos y respetamos estas prácticas ancestrales, y que estas comunidades son justamente las que mantienen ese legado”.

 

 

 


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