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Investigadoras del INTE establecen frontera norte como territorio circulatorio y complementario

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Proponer que a pesar del carácter separador que tiene la frontera chileno-peruana, sus prácticas socio espaciales, producen un territorio circulatorio que da lugar a una continuidad fronteriza, a nivel territorial, es lo que realizaron las investigadoras del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, doctoras Marcela Tapia Ladino y Nanette Liberona, en el artículo publicado en la edición 66 de la Revista de Geografía Norte Grande de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

El artículo, indexado en Scientific Electronic Library Online (SciELO) y Web of Science (Thomson Reuters) y que corresponde al resultado del proyecto FONDECYT Regular 1150123, contó también con la participación de la investigadora del departamento de Geografía de la Universidad de Chile, Yasna Contreras Gatica.

Las científicas explicaron que a partir de una encuesta aplicada en el Paso Fronterizo de Chacalluta, pudo determinarse, a partir de las prácticas sociales, se adquiere un carácter circulatorio del territorio, otorgando una continuidad fronteriza.

Como marco histórico, argumentan que tras el Tratado de Lima (1929), se marca un hito, donde las poblaciones locales, experimentan un proceso de nacionalización (chilenización y peruanización por otro lado), tornándose esta zona, un espacio de controversia.

Pese a esto, hoy es el paso más transitado de Chile, teniendo entre el 2011 y 2014, un ingreso promedio por año, entre los 5 y 6 millones de cruces, resultando además la principal entrada de extranjeros que ingresan por vía terrestre a nuestro país.

Se buscó determinar cómo se vive en la frontera y cómo las poblaciones se relacionan mediante el cruce, considerando como contexto que ambas zonas están lejos del centro político y que cuentan con una baja densidad demográfica (Tacna representa el 1,1% de la peruana y Arica 1,3% de la población nacional aproximadamente).

Las investigadoras, explicaron que los estudios se han detenido menos en el análisis de los fenómenos en las regiones fronterizas y que escapan por estrecho margen de la noción de migración, como es la movilidad fronteriza, evidenciándose un desconocimiento de este fenómeno.

Concluyeron que las investigaciones sobre migración más recientes, advierten sobre la visibilización de distintos tipos de desplazamientos, más allá de los motivos laborales, pese a que lo económico, sin lugar a dudas, mantiene la centralidad.

El artículo establece que los desplazamientos en zonas fronterizas, invitan a atender otros motivos y que son los contextos, los que ponen a prueba las categorías binarias que predominan en los estudios migratorios.

Así, la frontera chileno-peruana, nos lleva a plantear un terreno circulatorio y no movimientos migratorios, como se ha venido estudiando, al contemplar movilidades de tipo laboral, médico, turístico o de ocio.

Las doctoras Tapia Ladino y Liberona Concha, establecieron que "desde hace mucho tiempo, los espacios o regiones fronterizas, han pasado de ser un espacio de separación a lugares de interacción por abajo, más allá del influjo geopolítico que contienen en su definición, siendo para los habitantes, el cruce de la frontera, en un recurso más allá de los eventuales impedimentos o trabas".

Finalmente, precisaron que las diferencias económicas, sociales y laborales entre Tacna y Arica, producen complementariedad de los espacios fronterizos que se multiplica por la adyacencia geográfica y la existencia de un marco jurídico específico y tránsito, que favorece el flujo entre ambas ciudades.

"El vigor de los flujos es en ambas direcciones y da cuenta de una situación de interdependencia y complementariedad que permite imaginar la posibilidad de agilizar y facilitar el tránsito transfronterizo, para así impulsar la integración del territorio circulatorio binacional y acercar a las poblaciones vecinas, como estrategia de desarrollo y de mantención de paz" sostuvieron las científicas.