Un significativo encuentro de reconocimiento con tablets de regalo a los ganadores del segundo lugar en la Bienal de Arquitectura efectuada en Valparaíso en abril pasado, celebró el rector de la Universidad Arturo Prat, Gustavo Soto Bringas, junto al director de la Escuela de Arquitectura, Pablo Rodríguez; y los docentes Patricio Julio y Manuel Corvalán. En efecto, los estudiantes Daniela Flores, Gustavo Orrego, Katherine Humire, y Pablo Acuña entregaron allí una potente propuesta de modelo pedagógico y solución ascendente de plazas públicas en la Quebrada de Jaime, en Valparaíso, tras el incendio de proporciones que afectó a esa histórica ciudad.

Con satisfacción, Rodríguez planteó que les enorgullece contar con "académicos que ganen un premio nacional, porque están entregando una muy buena enseñanza. Es totalmente innovador el proyecto; y por otro lado, la experiencia que están recibiendo los estudiantes, de manera que cuando citen la UNAP, con estos hechos concretos podrán destacar su calidad".

Detalló, además, que "la Bienal de Arquitectura se desarrolló en abril pasado, en Valparaíso, con la organización del Colegio de Arquitectos y la Asociación de Oficinas de Arquitectura. Una parte de la bienal era para las universidades, y la UNAP se presentó para explicar su plan de formación y un workshop para un concurso, entre las cuales participaron las casas de estudios superiores más importantes de la zona central y sur del país, con un trabajo de análisis de diseño ubicado en Valparaíso, y la UNAP obtuvo el segundo lugar, después de la Universidad de Valparaíso".

PROYECTO
ESTUDIANTIL

En su destaque sobre la participación del equipo UNAP, Rodríguez detalló que "las universidades tuvieron un recorrido por la ciudad de Valparaíso, detectaron problemas, y propusieron alternativas de diseño. Fueron muy bien recibidas las propuestas de Arquitectura de la UNAP, de los estudiantes, Daniela Flores, Gustavo Orrego, Katherine Humire, y Pablo Acuña, quienes fueron acompañados por el profesor Patricio Julio, a cargo del grupo; y el docente Manuel Corvalán".

Recordó, en tal sentido, que "en general, siempre hemos tenido un desarrollo muy satisfactorio, con todas las deficiencias y dificultades, con muy buena participación de los estudiantes, con muchas menciones honrosas y premios a nivel nacional. Esta Bienal de Arquitectura es una muestra más de que la tradición se mantiene. Fue muy valorado en el proyecto de la UNAP el diseño espacial en la fundación arquitectónica, con problemas que existen en un lugar determinado, con un lugar físico y su característica topográfíca, y su realidad cultural".

Rodríguez acotó con simpatía: "El Colegio de Arquitectos entregó en premio una Tablet para el grupo de la UNAP, pero el rector Gustavo Soto Bringas propuso entregarle en esta cita una a cada uno de sus integrantes".

EN WORKSHOP

En representación del equipo, Katherine Humire, del 4º Año de Arquitectura de la UNAP, sostuvo que "fue una experiencia agradable viajar juntos a Valparaíso, alojando con los chicos de las otras universidades, nos acogieron súper bien. El primer día hicimos un trabajo en terreno en que trabajamos separados, como individuos de Arquitectura, y fue entretenido porque se compartió con los compañeros más cercanos, y sus formas de trabajar en terreno, conociendo también profesores de otros países".

-En el Workshop trabajamos los cuatro alumnos, pero también hubo dos estudiantes que abordaron la exposición académica, y profesional. Dentro de lo académico participaron Matías Díaz y Paulina Sandoval, quienes enviaron proyectos a Arquitectura Caliente (gestor del evento), y los pusieron en la exposición. Dimos énfasis en el modelo pedagógico; claro, con una lámina que lo explicaba en 3D, y con ideas potentes en el área sensorial, porque era vivencial-, expresó.

DE LA QUEBRADA
AL MIRADOR

A cargo del grupo de estudiantes, el académico Patricio Julio compartió también de cerca el aporte de la UNAP en Valparaíso.

"Se dice, se piensa, y se hace el resultado; es la metodología. Y en el recorrido la Quebrada Jaime es una de las que se vio más afectadas tras el incendio de Valparaíso, producto de los microbasurales en el fondo del lugar, y los incendios que nacen del mismo punto; entonces los estudiantes presentaron un espacio público, para conquistar el fondo de la quebrada, y generar plazas urbanas", compartió.

Relató en esa perspectiva que "Valparaíso ya tiene conquistado los miradores urbanos en las cumbres de los cerros, y los tiene conectados con escaleras funcionales y sus teleféricos, pero no plantean una relación vívida. Los estudiantes plantean entonces las cubiertas de las viviendas como espacios para pequeñas plazas, subiendo, hasta conquistar el mirador".

"El proyecto tenía también mucha sensibilidad con el tema sensorial, porque Valparaíso se vive también desde los sonidos; uno grita y se escucha desde abajo. Todo esto tenía que ver con el recorrido del agua, el grito de los niños, y era como poder ubicarse entre el fondo de la quebrada y el mirador, y tener un gran megáfono urbano. Los espacios se entregaban a la comunidad para que tuvieran plazas de juegos de niños, bajadas de agua, bajaran los viejitos a pasear, y los cuidaran, los llevaran a pasear, y hubiera menos riesgo de incendios. Sería replicable en las quebradas de Valparaíso", indicó el docente.

En definitiva, Julio afirmó que "lo que cambia es el lugar, pero el análisis del habitar del territorio es en el lugar, con la misma metodología, cambian las variables y los contextos. La metodología pudo ser comprobada. Tuvimos comentarios muy positivos".